miércoles, 21 de diciembre de 2011
CUENTO NAVIDEÑO HUMILDE
LA PEQUEÑA ESTRELLA DE NAVIDAD. Pedro Pablo Sacristán
De entre todas las estrellas que brillan en el cielo, siempre había existido una más brillante y bella que las demás. Todos los planetas y estrellas del cielo la contemplaban con admiración, y se preguntaban cuál sería la importante misión que debía cumplir. Y lo mismo hacía la estrella, consciente de su incomparable belleza.
Las dudas se acabaron cuando un grupo de ángeles fue a buscar a la gran estrella: Corre. Ha llegado tu momento, te llaman para encargarte una importante misión. Y ella acudió tan rápido como pudo para enterarse de que debía indicar el lugar en que ocurriría el suceso más importante de la historia.
La estrella se llenó de orgullo, se vistió con sus mejores brillos, y se dispuso a seguir a los ángeles que le indicarían el lugar. Brillaba con tal fuerza y belleza, que podía ser vista desde todos los lugares de la tierra, y hasta un grupo de sabios decidió seguirla, sabedores de que debía indicar algo importante.
Durante días la estrella siguió a los ángeles, indicando el camino, ansiosa por descubrir cómo sería el lugar que iba a iluminar. Pero cuando los ángeles se pararon, y con gran alegría dijeron “Aquí es”, la estrella no lo podía creer. No había ni palacios, ni castillos, ni mansiones, ni oro ni joyas. Sólo un pequeño establo medio abandonado, sucio y maloliente.
- ¡Ah, no! ¡Eso no! ¡Yo no puedo desperdiciar mi brillo y mi belleza alumbrando un lugar como éste! ¡Yo nací para algo más grande! Y aunque los ángeles trataron de calmarla, la furia de la estrella creció y creció, y llegó a juntar tanta soberbia y orgullo en su interior, que comenzó a arder. Y así se consumió en sí misma, desapareciendo.
¡Menudo problema! Tan sólo faltaban unos días para el gran momento, y se habían quedado sin estrella. Los ángeles, presos del pánico, corrieron al Cielo a contar a Dios lo que había ocurrido. Éste, después de meditar durante un momento, les dijo: Buscad y llamad entonces a la más pequeña, a la más humilde y alegre de todas las estrellas que encontréis.
Sorprendidos por el mandato, pero sin dudarlo, porque el Señor solía hacer esas cosas, los ángeles volaron por los cielos en busca de la más diminuta y alegre de las estrellas. Era una estrella pequeñísima, tan pequeña como un granito de arena. Se sabía tan poca cosa, que no daba ninguna importancia a su brillo, y dedicaba todo el tiempo a reír y charlar con sus amigas las estrellas más grandes.
Cuando llegó, este le dijeron: La estrella más perfecta de la creación, la más maravillosa y brillante, me ha fallado por su soberbia. He pensado que tú, la más humilde y alegre de todas las estrellas, serías la indicada para ocupar su lugar y alumbrar el hecho más importante de la historia: el nacimiento del Niño Dios en Belén.
Tanta emoción llenó a nuestra estrellita, y tanta alegría sintió, que ya había llegado a Belén tras los ángeles cuando se dio cuenta de que su brillo era insignificante y que, por más que lo intentara, no era capaz de brillar mucho más que una luciérnaga.
“Claro”, se dijo. “Pero cómo no lo habré pensado antes de aceptar el encargo. ¡Si soy la estrella más pequeña! Es totalmente imposible que yo pueda hacerlo tan bien como aquella gran estrella brillante... ¡Que pena! Mira que ir a desaprovechar una ocasión que envidiarían todas las estrellas del mundo...”.
Entonces pensó de nuevo “todas las estrellas del mundo”. ¡Seguro que estarían encantadas de participar en algo así! Y sin dudarlo, surcó los cielos con un mensaje para todas sus amigas: "El 25 de diciembre, a medianoche, quiero compartir con vosotras la mayor gloria que puede haber para una estrella: ¡alumbrar el nacimiento del Niño Dios! Os espero en el pueblecito de Belén, junto a un pequeño establo."
Y efectivamente, ninguna de las estrellas rechazó tan generosa invitación. Y tantas y tantas estrellas se juntaron, que entre todas formaron la Estrella de Navidad más bella que se haya visto nunca, aunque a nuestra estrellita ni siquiera se la distinguía entre tanto brillo. Y encantado por su excelente servicio, y en premio por su humildad y generosidad, Dios convirtió a la pequeña mensajera en una preciosa estrella fugaz, y le dio el don de conceder deseos cada vez que alguien viera su bellísima estela brillar en el cielo.
Y Colorín Colorado
jueves, 15 de diciembre de 2011
CUENTO NAVIDEÑO (3)
EL PRIMER REGALO DE NAVIDAD. Tomado de la red TODOPAPÁS
Sara es una niña de 5 años, alegre y risueña, le encanta jugar y preparar fiestas. Tiene muchos amigos en el cole y siempre ayuda a sus compañeros a preparar su fiesta de cumpleaños. Ahora está de vacaciones porque es Navidad, como no ve a sus amigos está algo aburrida y no sabe a qué jugar.
Esta Navidad va a ser especial porque es la primera Navidad en la que son uno más en la familia. La mamá de Sara había tenido un bebe seis meses antes, un niño precioso al que habían llamado Juan.
Juan es muy pequeñito y necesita continuamente la atención de mamá; Juan llora porque tiene hambre y mamá le da de comer, llora porque tiene frío y mamá le abriga, llora porque tiene pis o caca en el pañal y mamá se lo cambia, llora porque le duele algo y mama le consuela con abrazos y mimos. Mamá pasa largos ratos con Juan y Sara mira como su mamá apenas le dedica tiempo a ella.
Además la abuela esta todo el tiempo cantando cancioncillas al bebe, meciendo su cuna, poniendo caras raras para que se ría… -¡ufff...! Vaya aburrimiento, si parece que estoy sola en casa, nadie me presta atención, pensaba Sara una y otra vez...
Al llegar la tarde llega papa del trabajo, Sara corre a saludarlo. Papá le da un beso y un fuerte abrazo a Sara y le pregunta ¿Qué tal se ha portado Juan hoy? ¡ufff...! ¡Otra vez Juan! ¡Es que todo el mundo piensa en él! Esta noche es Noche Buena, y Sara está arreglando el árbol para que Papá Noel le traiga muchos regalos. Después de Cenar y despedirse de Papa, Mamá y la Abuela, Sara se va a dormir. A la mañana siguiente bajo el árbol hay 4 regalos, Sara corre ilusionada a abrirlos, abre el primer regalo. Pero ¿esto qué es? ¡Un sonajero! Es para Juan dice Mamá…
Sara abre el segundo regalo; ¡un osito de peluche! ¡Que bonito! Es para Juan dice la abuela… ¡Vaya otro regalo para Juan! Se queja Sara enfadada. Sara abre el tercer regalo. ¡Una marioneta! ¡Si, dice papá, esta es para ti, con ella podrás contarle cuentos a Juan! Sara se estaba enfadando mucho, ¿por qué todo el mundo se acuerda de Juan?
Aún quedaba un regalo por abrir, Sara lo cogió con las dos manos y lo miro, no sabía si abrirlo o dejárselo directamente a Juan... Mamá ¿De quién es este regalo? Dijo Sara antes de abrirlo... Es para ti hija, ¡ábrelo!, pero ¿para mi sola o es también para Juan? ¡¡Este regalo es solo para ti!! Sara se puso muy contenta, ¡por fin un regalo solo para mí! Lo abrió muy rápido. Era un libro muy gordo. Sara se quedó parada, no entendía porque le habían regalado un libro tan gordo si apenas sabía leer… Mamá, ¿porque me ha dejado Papa Noel un libro tan gordo? Ven Cariño, vamos a verlo juntas.
Sara se sentó con su mamá en el sillón y pusieron el libro sobre sus rodillas. Abrieron la primera página, había unas letras que Sara no entendía, ¿mamá que pone aquí? Para mi mayor tesoro, la ilusión de mi vida, para que recuerde siempre los días más felices que jamás he tenido. Sara quedó con la boca abierta, ¡Que bonito mami! ¡Vamos a ver más! Pasaron la siguiente hoja; había fotos de mamá y papá, ¡Ven rápido papá! ¡Tienes que ver estas fotos! ¡Mamá tiene la tripa muy grande!, Papá se sentó con ellas y pasaron las páginas; fueron viendo fotos de un bebe precioso, comiendo, durmiendo, jugando, riendo, en el baño, con la abuela, con mamá, con papá… Pero este bebe... ¡¡No es Juan...!! –Dijo Sara. No, Sara. –Dijo mamá. - Este bebe eres tú. ¡Yo, pero si soy muy pequeña! Si, - dijo Papá- igual que Juan, tú también has sido un bebe precioso, llorabas a gritos cuando tenías hambre, tan alto que venía la vecina por si te pasaba algo…Te gustaba mucho bañarte, patalear en la bañera y sacar toda el agua fuera- dijo mamá…Y tu canción preferida era la nana que ahora le canto a Juan, dijo la abuela.
Entonces los ojos de Sara se llenaron de lágrimas, mamá, ¿de verdad que soy tu mayor tesoro? Claro que si hija, eres lo mejor que me ha pasado...¿Y Juan? –Preguntó Sara. ¡Juan es tu hermano!, es un regalo de Dios. Sara fue corriendo al nacimiento y lo miro muy despacio...Mamá, Jesús también es un bebe...Si -dijo mamá-, Jesús fue el primer regalo de Navidad. ¡Entonces Juan, es mi regalo de Navidad! Si -dijo mamá-, con él podrás jugar siempre, preparar fiestas, leer cuentos y compartir todos los juguetes. ¡Si! -dijo Sara muy contenta-, lo primero que voy a hacer es preparar un libro como este para Juan, así él tendrá su propio libro y sabes ¿qué es lo mejor? ¿Qué? -dijo papá-. Que yo también voy a salir en él.
Desde aquel momento Sara jamás volvió a estar triste y siempre que organizaba algún juego o fiesta, con el primero con el que contaba era con su hermano Juan, el mejor regalo de la Navidad!
Y Colorín Colorado…
domingo, 11 de diciembre de 2011
CUENTO ANGELICAL NAVIDEÑO
miércoles, 7 de diciembre de 2011
CUENTO NAVIDEÑO (2)
lunes, 5 de diciembre de 2011
CUENTO NAVIDEÑO
sábado, 3 de diciembre de 2011
CUENTO ALEGRE
LA TROMPETA DE LA ALEGRÍA. Pedro pablo Sacristán
Había un país en que una trompeta mágica, cuyas notas resonaban por todas partes, aseguraba felicidad y alegría para todos.
Pero un día, la trompeta desapareció y todo se sumió en la tristeza. Nadie hizo nada, salvo una niña que marchó decidida en busca de la Trompeta. Preguntó por todas partes, hasta que alguien le llevó a conocer al sabio de las montañas. Este le contó que la Trompeta estaba en el Pozo de las Sombras, y le dio un violín que debía serle útil.
Cuando llegó al Pozo, encontró junto al mismo algunos músicos, tocando melancólicas melodías, y se unió a tocar con ellos. Pero al oír aquella música tristona, se dio cuenta que nadie, y menos la Trompeta, querría salir del pozo con aquel ambiente.
Así que comenzó a tocar la música más alegre que pudo, sin descanso, hasta animar a los músicos, y todos juntos alegraron tanto el lugar que la misma Trompeta salió del Pozo más animada que nunca, llevando de nuevo la alegría a todo el país.
Allí, la niña comprendió el valor de regalar Alegría como mejor remedio para todos los que están tristes. Y desde entonces, en aquel país, todo el que ve a alguien triste, le dedica la mejor de sus sonrisas con un poco de música.
Y Colorín Colorado